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Cultura de Mexico

La construcción de la cultura mexicana es el resultado de un proceso histórico que informa relaciones de poder, intercambios pacíficos, asimilaciones de elementos culturales exógenos y reinterpretaciones de los elementos culturales preexistentes. Como es el caso de todos los países latinoamericanos, cuando México se liberó del dominio español, sus habitantes carecían de lo que se da en llamar identidad nacional. Quizá lo único que la mayor parte de los mexicanos compartían al momento de la independencia era el haber nacido en un territorio que pretendía ser un Estado, y la religión católica. Fuera de eso, los vínculos interregionales eran escasos y las identidades comunitarias y étnicas estaban muy arraigadas.

Los liberales del siglo XIX consideraban que uno de los mecanismos que permitirian la formación de una nacionalidad fuerte sería la educación. Por ello, entre los esfuerzos de la Primera República Federal, la creación de un departamento de Instrucción Pública es uno de los más significativos. Valentín Gómez Farías, su creador, pensaba que era necesario despojar a la Iglesia del monopolio en la formación ideológica de los nuevos individuos. Sin embargo, los intentos de establecer una educación acorde con los valores liberales fracasaron. Los regionalismos persistieron, y fueron sumamente costosos para el país. A la construcción de la identidad mexicana en el siglo XIX contribuyeron, más que la educación liberal, la Segunda Intervención Francesa, período lleno de triunfos y derrotas para los mexicanos; y sobre todo, la Invasión norteamericana, que permanece en el imaginario mexicano como la más injusta de las guerras que se le han hecho a este país y la que lo sumió en el subdesarrollo que padece.

Por otra parte, como se indica en el apartado sobre los grupos étnicos, la nación en sus primeros años aspiraba a ser una nación criolla y blanca. Desde Francisco Xavier Clavijero hasta Pimentel, los criollos apelaban a la América para diferenciarse de los españoles. Lo extraño en el discurso de muchos criollos es que sus reivindicaciones estaban apoyadas en la adopción del pasado indígena mesoamericano como el elemento que definía la diferencia entre México y Europa. Al mismo tiempo, los criollos rechazaban a los indígenas sobrevivientes a la Conquista, pues consideraban que habían sido degradados y no tenían demasiado qué ver con aquella raza de grandes señores, portadores de la gran civilización prehispánica. Por ello, intentaron por muchos caminos eliminar a los indios del bello paisaje del México moderno: exterminio físico, aculturación (que entre otras cosas comprendía la castellanización y la supresión de las lenguas indígenas, la erradicación de las formas vernáculas de expresión cultural, de vestimenta...). En otras palabras, concebían que los indios podían incorporarse en el seno de la nación mexicana sólo si dejaban de ser lo que eran: indios.


La Malinche, símbolo de los primeros mestizajesAsociados al triunfo de Revolución, aparecen nuevas maneras de concebir la identidad nacional. Posterior a la Revolución Mexicana sobrevino un gobierno callista que atentó contra la libertad de creencias religiosas, cosa que propició el levantamiento de la "Union Popular" y los famosos cristeros que dieron un tinte de nacionalismo y religiosidad a la identidad nacional, como una raza libre. Uno de los pensadores clave en esta nueva etapa de la reflexión sobre lo mexicano es José Vasconcelos. Para este abogado México era una suerte de "crisol" en el que confluían todas las razas. A la construcción de la cultura y de la historia del país habían contribuido lo mismo los europeos que los indígenas, los africanos que los asiáticos. Por lo tanto, los mexicanos por definición eran (y son) mestizos, culturalmente. Vasconcelos llamaba raza cósmica a la mestiza, aquella en que confluiría lo mejor de todos los pueblos del orbe. Si tenemos en cuenta que por aquella época afloraban en otras partes del mundo los movimientos de la pureza étnica, el pensamiento de Vasconcelos era sumamente revolucionario. Su influencia se hizo sentir inmediatamente en todo el país a través de su labor en la Secretaría de Educación Pública. Desde 1920 hasta 1940, la educación en México fue empleada como uno de los mecanismos por los cuales se difundió la tesis del México mestizo; un logro importante de este oaxaqueño, fue darle a la UNAM su lema: "POR MI RAZA HABLARÁ EL ESPÍRITU", cosa que influiría en una visión nacionalista de la identidad nacional.

La escuela se dio a la labor de construir un pasado compartido, que se reforzaba por los medios de comunicación. En especial el cine contribuyó a la formación de ciertos estereotipos de lo mexicano que fueron sumamente criticados en años posteriores. En este proceso de no más de tres décadas, la identidad mexicana era la del charro y la china poblana. Jalisco se convirtió por antonomasia en México. El mole y el tequila fueron elevados a la categoría de platillo y bebida nacionales. Se creó lo que Taibo (1996) llama el santoral laico, en el cuál estaban incluidos ciertos personajes de la historia como héroes, y otros tantos como villanos (Cuauhtémoc v. Cortés, Hidalgo v. Iturbide, Juárez v. Maximiliano...). El papel del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) también fue importante; a éste correspondió el rescate del pasado de las grandes culturas prehispánicas que el discurso oficial mexicano reclama como propio.

La selección de estos y otros elementos culturales se hizo en detrimento de las culturas regionales. No fue sino hasta la década de 1990 que empezaron a cobrar mayor fuerza los movimientos culturales de ciertas regiones del país, como es el caso de la Huasteca, el auge de la música jarocha, la emergencia de las literaturas indígenas. Esto llevó a elevar a rango constitucional la declaración de México como un país multicultural y multiétnico. La identificación de lo mexicano con los estereotipos enlistados arriba ha venido cediendo terreno. Ahora se argumenta que no hay una sola identidad nacional, sino varias, y que son pocos los símbolos que la identifican y establecen una comunidad entre las muchas expresiones de la mexicanidad. ] mexicana es el resultado de un proceso histórico que informa relaciones de poder, intercambios pacíficos, asimilaciones de elementos culturales exógenos y reinterpretaciones de los elementos culturales preexistentes. Como es el caso de todos los países latinoamericanos, cuando México se liberó del dominio español, sus habitantes carecían de lo que se da en llamar identidad nacional. Quizá lo único que la mayor parte de los mexicanos compartían al momento de la independencia era el haber nacido en un territorio que pretendía ser un Estado, y la religión católica. Fuera de eso, los vínculos interregionales eran escasos y las identidades comunitarias y étnicas estaban muy arraigadas.


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